viernes, 19 de octubre de 2018

Con quién comparto la mesa


“Es inconcebible que se diga a alguien "cristiano" y no tome como Cristo una opción preferencial por los pobres” (San Romero de América)


Hace apenas unos días el Papa Francisco dio la noticia de Canonizar a Oscar Arnulfo Romero, mártir del Salvador y conocido por el pueblo de América Latina como “San Romero de América”. Ésta noticia revindica el trabajo realizado en el Salvador en defensa de los pobres, muestra una iglesia cercana a las necesidades reales de la gente y denuncia los abusos de injusticia promoviendo la justicia social, en otras palabras, el Reino de Dios; con este preámbulo deseo hablar de los migrantes en Hermosillo.

Como dice Max Frisch (1965) Pedimos mano de obra y vinieron personas. La Doctrina Social de la iglesia plantea claramente que la economía está al servicio del ser humano y no el ser humano al servicio de la economía. Por eso la calidad moral de la economía no se mide por el PIB, sino por cómo la economía ayuda a mejorar la calidad de vida de toda la comunidad [Ares Alberto 2016]. El migrante es el rostro tangible del sistema económico, el cual no está garantizando: vida, sustento, trabajo, educación, salud, etc.

Los migrantes no salen de sus tierras por gusto, salen por la necesidad de garantizar vida y sustento a los suyos, la pobreza condena a migrar. Comparto la experiencia de un migrante centroamericano: Le pregunte que, si va a Estados Unidos, él me dijo que es de Honduras y va de regreso a su tierra, porque no pudo cruzar por la violencia de la que ha sido víctima.

Él dice que prefiere "bajar" porque así hay más posibilidad de juntar un dinerito y poder mandar algo a su familia, nos comentó que lleva casi todo el día en el semáforo y ha juntado 250 pesos que de eso mandara 200 para su familia y 50 para lo que se le ofrezca a él. Él es papá tiene 3 niños y acaba de perder a uno por falta de atención médica y alimentación, que cuando decidió venir para cruzar la frontera su madre pidió un préstamo. Su padre se encuentra enfermo y no puede trabajar. Que le duele mucho no poder cruzar porque en vez de ayudar a su familia ha generado una deuda y que hace unos días perdieron la casa donde vivían como cobro del préstamo. Al comentarnos esto comienza a llorar, y sigue hablando ahora con lágrimas. Lleva alrededor de 60 días que salió de su tierra con el deseo, sueño, esperanza, anhelo de poder ayudar a su familia.

También nos compartió su experiencia en el tren, lo que ha sufrido por la delincuencia organizada, los abusos de autoridad, a él cerca de la central camionera lo detuvieron oficiales municipales, quienes le quitaron $300 pesos que traía. Sigue compartiendo su vida, su cara refleja mucha tristeza, sus ojos llorosos angustia y preocupación, pero sigue agradecido con Dios porque está vivo. También reconoce que la gente de México es muy generosa, que le han ayudado en la comida y algunos le han regalado ropa, pero dice que también hay gente que abusa. "hace rato estaba aquí pidiendo y un joven me escupió la cara... Sé que los molesto, que es incómodo, pero prefiero pedir que robar, no me dan trabajo... prefiero humillarme a faltar al respeto a una persona...", expresó.

Después de platicar con Wilson lo invitamos a cenar unos dogos, mientras hacíamos fila, él se apartaba, no se sentía parte de nosotros (además la gente andaba bien vestida) él con su mochila trozada, con su camisa blanca que parecía café por la tierra y unos zapatos desgastados, era difícil hacerlo sentir parte de nosotros. Todo lo que ha vivido y las humillaciones, le han robado su dignidad, su ser persona, su voz.... Todos terminamos nuestro dogo, menos él, solo comió la mitad y guardó lo otro para el día siguiente.

Ante esta crisis humanitaria, se requiere dar una respuesta humana ante la hostilidad.

Hospitalidad: ¿con quién comparte mesa Jesús?

Jesús va descubriendo en su vida que la única ley que tiene sentido es la ley del Amor (Jn 13, 34) El amor que nos permite saltar por encima de nuestros miedos, de las inseguridades humanas y que se abre gratuitamente a los demás, Gratis lo recibiste, dadlo gratis (Mt 20,8) Jesús realiza su misión como migrante, como peregrino en tierra extraña, incomprendido por los suyos, siempre en camino, sin casa ni sustento propio. En ese camino tiene la oportunidad de encontrarse con el desvalido, viuda, leproso, pecadora, y con aquellos excluidos de la sociedad. Un elemento central de la misión de Jesús, y por ende de la iglesia es la hospitalidad, una hospitalidad que se vive de una manera especial de tender puentes en un mundo roto.
La Hospitalidad de Jesús, como en nuestros días, se apoya en “pilares sólidos”: acoger en el hogar, e invitar a la mesa; crear espacios de encuentro para ayudar a sanar, compartir, reconciliar, discernir, celebrar y ser testigos de esperanza. [Tomado de Cristianismo y Justicia, noviembre 2017]

Por eso como dice San Romero de América “Una persona que se diga “cristiano” y no tome como Cristo la opción preferencial por los pobres, migrantes, excluidos, marginados, es inconcebible”


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