El Vía crucis por las vías del tren.
Foto tomada en la vías del tren
Somos una sociedad que ha
olvidado la experiencia del llanto, nos cuesta trabajo hacer contacto con
nuestros propios sentimientos. De hecho, evitamos sentir, reprimimos nuestros sentimientos
con cosas vanas. La ilusión por lo insignificante, por lo provisional, nos
lleva hacia la indiferencia hacia los otros, nos lleva a la globalización de la
indiferencia. Las noticias de personas desaparecidas, masacradas, violadas se nos hacen tan
común y tan normal. Le damos vuelta a la página del periódico ¡como cualquier
cosa!
El espiral de la violencia cada
vez se hace más grande y cada vez está más cerca de nosotros. Hay muerte, sufrimiento.
¡Parece que siempre es viernes santo! Cada día las noticias hablan de
injusticia, de impunidad. Y los principales afectados por toda esta ola de
violencia e injusticia son las personas más pobres, los desprotegidos, los sin
nombres, los que solo son cifras. ¡LOS NADIE, LOS INVISIBLES!
Estamos viviendo en una sociedad
individualista e indiferente, vivimos una cultura del envase. “La cultura del
bienestar, que nos lleva a pensar solo en nosotros mismos, nos convierte en
insensibles al grito de los demás, nos hace vivir en pompas de jabón, que son
bonitas, pero son inútiles.”
El sistema político, económico,
el narcotráfico, la guerra, la falta de oportunidades condenan a miles de
personas a migrar. Dejando tierra y familia. En
el camino estas personas se convierten en números, son los menospreciados de
esta sociedad en la que vivimos. En este peregrinar van conquistando una
vida mejor pero se encuentran con violaciones, despojos, asaltos. Su recorrido no es
nada fácil, hay muerte, desaparecidos. Se suben al "tren del volado". Porque pueden
tener buena suerte y llegar o quedar en el camino.
¿Cuántas veces nos lamentamos por
las muertes de nuestros hermanos migrantes? ¿Cuántas veces pensamos pobrecito
haciendo referencia a una persona sin hogar (indigente)? Y seguimos nuestro
camino….
Migrantes viacrucis en la comunidad La Victoria, Hermosillo
He escuchado algunos comentarios de mis compañeros de la universidad que si aumenta el número de deportados a nuestra ciudad,
aumentará la violencia y los robos. Esta mentalidad deja en manifiesto nuestro egoísmo
pensando solo en nuestro bienestar personal sin importar – los otros.- Esto me preocupa como estudiante
universitario ya que somos los futuros profesionistas que próximamente estaremos
llevando las riendas de nuestro país y si no cambiamos nuestra manera de
pensar, no solo en nosotros sino en construir una sociedad justa y fraterna, preocupados
por los más pobres seguiremos peor a como estamos ahora.
Siempre es viernes santo, los que condenan a Jesús es el mismo sistema económico, político y religioso. A los empresarios, autoridades y obispos no les interesan en
absoluto los pobres, solo se preocupan y ocupan por satisfacer sus bolsillos. Es viernes santo, Jesús carga con
su cruz. Ahora son los migrantes, los desplazados, los refugiados que cargan
con una mochila y todo el peso de buscar una vida más plena, migrantes que
camina por el calvario de la soledad, del desprecio, de la angustia. Migrantes que
reciben los azotes de los prejuicios.
Este viernes santo para mi fue diferente, porque caminamos cerca de las vías del
tren cargando un crucifijo y acompañado de migrantes, representamos el vía
crucis tradicional, solo que ahora era más viviente que antes. Porque veía rostros
de Jesús herido, condenado, rostros que expresan miedo, soledad y abandono. Ojos
con esperanza de seguir a pesar de tener el ánimo por los suelos, pero
permaneciendo de pie.
En el camino los migrantes también
se encuentra con Simón Cirineo, desde Chiapas hasta la frontera hay personas de
buena voluntad que ayudan a cargar con este peso de la cruz. Hay albergues,
comedores y voluntarios que ofrecen su tiempo para compartir con ellos la vida
y la fragilidad, personas que no buscan nada a cambio. Solo son personas que
tratan de escuchar sus sentimientos, de conmoverse (moverse) de la realidad y
esto los saca de la indiferencia y del bienestar personal.
Comedor San Luis Gonzaga
Es viernes santo y tratamos de
que sea Domingo de Resurrección para los más desprotegidos en especial para los
migrantes. Queremos que den ese salto de la muerte a la vida. Es nuestra
responsabilidad de ayudar a dar ese salto a la vida, siendo hospitalarios unos
para con otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario