jueves, 8 de octubre de 2015

De mi ‘’mundo’’ al mundo Real.

Comienzo este Blog compartiendo una de mi experiencia vivida en el hospital Civil Viejo de Guadalajara, cuando me dedicaba a otra cosa antes de estudiar Geología y así comienza mi relato:

  Hace poco más de año y medio realice un viaje a un mundo desconocido, donde muy difícilmente podría gozar y disfrutar de esta estancia.  Este traslado, consistió en salir de mi mundo y dirigirme al mundo real donde se ve y siente el dolor y sufrimiento; abandono y soledad; donde a veces se pierde la  esperanza de vida, pero en donde se encuentra al Dios humano y sencillo que se encarna y que acompaña a su pueblo, buscando la vida y la libertad de sus hijos.

  Esta experiencia la realice en el hospital civil de Guadalajara (Fray Antonio Alcalde), no fue un viaje solo sino acompañado principalmente por el Señor, que me fue guiando a través de esta experiencia, fuerte e importante para mí. En donde puede reconocer que solo acercándome al otro, se puede amar y conocer la realidad, sólo así se puede ver que Dios se sigue encarnando, naciendo, muriendo y resucitando. Me gustaría compartir, una experiencia que tuve con un enfermo, creo que esta experiencia, expresa lo que fui viviendo y aprendiendo.
   Ladislao, llegó cuatro días después de que llegue al hospital, un señor de 75 años de edad, estaba muy grave e inconsciente, tenía una fractura en la cadera y estaba entubado. Su esposa Hermelinda, permanecía día y noche en el hospital, a veces se pasaba todo el día sin comer, y dormía  en el piso, debajo de la cama de su esposo. 

  Me sorprendía el amor y la entrega que le expresaba a Ladis, la señora no sabía leer ni escribir, pero sabia y hacia algo muy importante, entregarlo todo, no un ‘’cachito’’ sino todo. Compartía de lo que tenía y podía dar, que es el amor, un amor que es alimento y entrega. Yo pensaría que en el hospital nada más se sufre y que no hay esperanza, pero también encontré que es un lugar privilegiado, que es el Reino de Dios, donde se ve signos de vida, que esta misma fragilidad humana nos une y nos hermana. Hermelinda entregaba su vida de la manera que le toca a ella entregarla, permaneciendo con su esposo, estando con él, y dispuesta para escuchar a Dios. Ella decía: ''los doctores les toca hacer lo que está en sus manos, pero a Dios le toca hacer lo que  no está en las manos de ellos''.

  Ladis llevaba ya poco más de un mes sin moverse ni abrir los ojos, hasta que en una tarde, estando yo a los pies de él y su esposa hablándole al odio con mucho amor, recordando  sus experiencia, ella le decía, ''mi viejo mueve tu mano, mi viejo te quiero mueve tu mano'', una voz dulce y suave, con mucho amor, y Ladis movió su mano, su pie y empezó abrir los ojos. Hermelinda y yo, estábamos muy contentos, que hasta lloramos del gusto, porque precisamente Dios hizo lo que él solo podía hacer. Y me concedió la gracia de poder ser testigo de la resurrección.

Puedo  decir que el hospital es un lugar privilegiado y que es el Reino de Dios, donde me encontré con Jesús en la realidad, que me hizo salir de mi ''mundo'' e ir al mundo en donde él se encuentra y donde él se sigue encarnado, en donde me sentí tocado por Dios y por la realidad. Todo lo que viví en mi viaje es Gracia de Dios, y el ser testigo de la Gracia recibida me lleva a compartir de lo que tengo y puedo dar, (así como Hermelinda) siempre buscando la mayor gloria de Dios.  ''Para amar y conocer a una persona es preciso acercarse a ella''



Foto: tomada al interior del Hopsital Civil

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